Las empresas farmacéuticas Pfizer y Allergan, luego de un 2015 de actividad de adquisiciones, compras y absorciones, realizarán una operación de fusión inversa que da como resultado a la compañía farmacéutica más grande el mundo.

La operación de fusión inversa costará 150.500 millones de euros y daría como resultado a una compañía con valoración de 282.000 millones de euros (aproximadamente 300.000 millones de dólares). Más allá de buscar la creación de un gigante empresarial sin precedentes, la operación tiene un objetivo meramente fiscal, ya que la compañía resultante ya no tributará en Estados Unidos, sino que lo hará en Irlanda, lo que reducirá sus impuestos de la horquilla actual de entre un 15 y un 39 por ciento.

Esa operación era más sencilla si el objetivo final era trasladar el domicilio fiscal que otras opciones que se podían haber planteado, como una fusión por absorción con cambio posterior de domicilio fiscal.

Más allá de la gran magnitud de la fusión y las peculiaridades fiscales, la corporación resultante conjuga dos arsenales terapéuticos de primer orden. Ambos pipelines combinados provocarán que la compañía resultante alcance la mayor capitalización mundial entre las corporaciones farmacéuticas.

Pfizer se centra en seis áreas terapéuticas: oncología, vacunas, inmunología e inflamatorio, neurociencia, cardiovascular y enfermedades raras. Por su parte, Allergan cuenta con tres campos punteros de investigación en como son la oftalmología, dermatología y los desórdenes digestivos. Además, ambas compañías incorporan medicamentos genéricos, biológicos y biosimilares.