Alan Talevi es investigador del CONICET y acaba de publicar un trabajo donde propone usar nuevas herramientas informáticas para buscar medicamentos para esta enfermedad. Según su punto de vista, el uso de “biologías de sistema”, por ejemplo, sería útil para este camino. Se estima que uno de cada tres pacientes con epilepsia rechaza los fármacos.

En niños, los cuadros de epilepsia severos comenzaron a tratarse con aceite de cannabis, una respuesta que se extiende en todo el país. Pero para adultos, se necesitan nuevos medicamentos para controlar este mal, que afecta a una de cada 100 personas. En un reciente estudio publicado en una prestigiosa revista científica, el investigador del CONICET Alan Talevi propuso el uso de herramientas informáticas para dar con estas nuevas medicaciones. El científico propuso el uso de “biologías de sistemas”, una novedosa forma e probar los posibles fármacos a través del uso de la tecnología. Los nuevos medicamentos son clave, ya que un tercio de los pacientes no responden correctamente a las actuales alternativas farmacológicas. 

En un reciente artículo publicado en “Expert Opinion on Drug Discovery”, Talevi planteó que sería necesario usar más herramientas como la biología de sistemas, la nanotecnología y los métodos asistidos por computadora. “El uso de sistemas computacionales podría ayudar a encontrar nuevos fármacos para tratar la epilepsia, una patalogía que genera crisis que uno de cada tres pacientes no puede controlar con los medicamentos actuales”, afirmó, según una nota publicada en la Agencia CyTA, del Instituto Leloir. 

La búsqueda de nuevas herramientas radica en la necesidad encontrar nuevos paradigmas para el descubrimiento de fármacos innovadores para esta condición, señaló el investigador del Departamento de Ciencias Biológicas de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP). "Si comparamos con otras enfermedades de alta complejidad, tales como el cáncer o los desórdenes neurodegenerativos, en el campo de la epilepsia nos hemos quedado algo rezagados (en el desarrollo de nuevos fármacos", afirmó Talevi. 

En esta búsqueda, los modelos computacionales pueden ser una potente herramienta para diseñar fármacos más eficaces, deslizó el científico al afirmar que "los modelos que simulan las interacciones entre proteínas (que cumplen un papel regulador en la epilepsia) y drogas experimentales pueden generar importantes avances". 

Integrante del Laboratorio de Investigación y Desarrollo de Bioactivos (LIDeB) y ganador del Premio a la Labor Científica Tecnológica UNLP 2016, Talevi explicó que la epilepsia tiene su origen en la predisposición de una persona a sufrir crisis, normalmente convulsiones, debido a actividad eléctrica anormal en el cerebro. Esta actividad eléctrica excesiva puede tener distintas causas, desde lesiones cerebrales hasta causas genéticas. 

"Sin embargo, desde hace unos años comenzamos a comprender que la enfermedad es mucho más compleja e involucraría un círculo vicioso: la crisis convulsiva exacerba el daño cerebral y produce además eventos inflamatorios que a su vez predisponen a sufrir nuevas crisis. Por eso es tan importante conseguir que el paciente deje de sufrir convulsiones", indicó. 

Para el investigador platense, las enfermedades complejas requieren de soluciones complejas: "Es posible que el paciente con epilepsia se beneficie de un abordaje que, además del tratamiento adecuado, incluya terapias o actividades complementarias tales como el ejercicio físico, yoga, dieta saludable, así como también contención o acompañamiento psicológico", sostuvo. 

Según las estimaciones, en el país unas 60 mil personas rechazan los tratamientos convencionales. Estos cuadros –se los suele identificar con la epilepsia refractaria –son los más urgentes a la hora de buscar nuevas alterativas. La epilepsia es uno de los trastornos neurológicos crónicos más frecuentes, esto significa un problema para la salud pública, por lo cual es necesario un programa nacional para el manejo integral de las personas que padecen la enfermedad. 

Se estima que la prevalencia de la epilepsia oscila entre el 4 al 10 por 1000 personas; puede afectar a cualquier individuo, sin distinción de sexo, edad, raza, clase social o límites geográficos. Las crisis tienden a manifestarse en la infancia o en la adolescencia tardía, pero la incidencia aumenta nuevamente después de los 65 años de edad. Cabe destacar que hay síndromes que aparecen en cualquier edad, mientras que otros comienzan en la niñez y continúan hasta la adultez.

Fuente: Mirada Profesional