La falsificación de fármacos se ha incrementado a consecuencia de la pandemia según el último informe conjunto realizado por la Europol y la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO). Ante esta situación, poseer un sistema rápido que garantice la autenticidad de los medicamentos podría ser una ventaja para los consumidores que estarían menos expuestos a que su salud se viera perjudicada, pero también sería beneficioso para la industria o los propios farmacéuticos. Para revertir en la medida de lo posible, esta situación una spin-off del CSIC va a desarrollar un sistema de seguridad único y efectivo que permitirá tanto a pacientes como a farmacéuticos detectar de forma sencilla si un fármaco es auténtico.
La nueva spin-off del CSIC, Molecular Gate S.L, creada por los investigadores Mariano Campoy-Quiles y Aleksandr Perevedentsev del Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona (ICMAB-CSIC), busca precisamente disponer de un sistema de seguridad efectivo para el mercado farmacéutico, que le ayude a verificar la autenticidad de sus productos, como por ejemplo las vacunas, a la vez que garantice su correcta manipulación durante el almacenamiento y el transporte.
Los investigadores prevén que esta tecnología "no solo permitirá una verificación visual directa y legible por una simple máquina, sino que también será casi imposible de falsificar por otros métodos".
La spin-off se ha creado junto al equipo de BeAble Capital, gestora de fondos especializada en Science Equity (transferencia tecnológica en Deep Science) que, además de aportar la inversión necesaria, apoyará a la empresa en la configuración de la estrategia empresarial para explotar el nicho de mercado.
Elementos polarizantes
Molecular Gate, ofrece una tecnología para evitar la falsificación de productos a dos niveles, tanto para los consumidores como para las empresas. Para ello se ha de insertar un único elemento impreso en los envases de los productos farmacéuticos, que a su vez se escanea con facilidad a través del teléfono móvil, pero que es casi imposible de replicar ya que, para ello, se requiere la tecnología patentada y licenciada por el CSIC a la empresa.
La tecnología se basa en un método único y versátil para controlar la nanoestructura de los elementos impresos, la orientación molecular y la composición de los diferentes materiales a nivel local, con alta velocidad y resolución. "Mientras pensábamos en las posibles aplicaciones de esta tecnología, recordamos el trabajo de nuestro amigo y colega el profesor Paul Smith (ETH Zúrich), que introdujo elementos polarizantes como elementos de seguridad en los billetes de banco suizos", explica Mariano Campo-Quiles. "Nos dimos cuenta de que podíamos ir un paso más allá en ese campo, ya que nuestra tecnología permitía escribir patrones y dibujos polarizados en distintas direcciones, aprovechando las cadenas de polímeros orientadas en distintas direcciones a escala micrométrica".
La idea es, al igual que ocurre con la tinta invisible, que el elemento de seguridad estampado solo se revele cuando se observa con un simple sistema de polarización como una cámara de teléfono móvil, mientras que permanezca invisible a simple vista.
Foto: Pharma Market