52 Pharmaceutical Technology y el HFA 227a. Estos propelentes HFC se introdujeron en la década de 1990, en sustitución de los anteriores propelentes CFC, como respuesta al agotamiento de la capa de ozono y su contribución al calentamiento global. El uso de CFC se eliminó por completo en Europa y en los Estados Unidos de América a principios de la década de 2010. Este importante cambio no solo permitió reparar la capa de ozono, sino que también redujo las emisiones de CO2 de los pMDI entre tres y nueve veces en comparación con los inhaladores similares que utilizaban propelentes CFC. Sin embargo, otros estudios identificaron que los propelentes HFC tienen un potencial de calentamiento global comparativamente mayor. Los gases HFC se acumulan y permanecen en la atmósfera terrestre superior y dejan pasar la radiación solar a la superficie terrestre, pero retienen las emisiones solares reflejadas y vuelven a emitir radiación a la Tierra, lo que contribuye a aumentar el calentamiento global. Aunque las emisiones de los propelentes hidrofluorocarbonados (HFC) de los pMDI representan aproximadamente el 0,03% de los gases de efecto invernadero anuales, debemos reconocer nuestra responsabilidad de minimizar el impacto medioambiental del uso de los pMDI y, por lo tanto, la posibilidad de reducir la huella de CO2 de los pMDI entre un 90 y un 99% mediante el cambio a propelentes alternativos de bajo potencial de calentamiento global, a la vez que se permite al paciente elegir a un precio asequible. ¿Cuáles son los nuevos propelentes con menor potencial de calentamiento global y en qué se diferencian de los propelentes HFC utilizados actualmente en los pMDI? Los principales candidatos a propelentes ecológicos que se están estudiando son el Zephex HFA 152a (difluoroetano) de Koura y el HFO 1234ze de Honeywell. Ambos propelentes ofrecen alternativas viables, aunque sus propiedades químico-físicas no son exactamente iguales a las del HFA-134a y el HFA-227, si bien el HFO 1234ze es más similar al HFA-134a en cuanto a su densidad y momento dipolar (carga electrostática) en comparación con el 152a. Además, el HFA 152a está clasificado como gas inflamable, lo que significa que hay que tener especial cuidado durante el proceso de fabricación para garantizar la seguridad. Sin embargo, la industria del aerosol en general lleva bastante tiempo utilizando gases inflamables, por lo que los problemas de seguridad pueden superarse con la infraestructura adecuada y las inversiones correspondientes. ¿Qué hay que tener en cuenta a la hora de sustituir un propelente pMDI existente por uno con menor Potencial de Calentamiento Global (PCG)? Cambiar el propelente de un pMDI es un proceso complejo que implica mucho más que una simple sustitución del propelente. Requiere un cuidadoso análisis y comprobación de muchos factores para garantizar que los pacientes reciban la misma dosis eficaz de medicación. A la hora de elegir un nuevo propelente de bajo PCG, es importante evaluar varias características, como la estabilidad de la formulación, su toxicidad, la compatibilidad con la válvula dosificadora y otros componentes del sistema de cierre del envase que podrían tener que optimizarse o ajustarse. También es importante considerar los aspectos de seguridad de fabricación al manipular un propelente inflamable y los aspectos económicos para instalar y gestionar una instalación con certificación ATEX frente a los costos unitarios del propelente en sí. La solubilidad del API es un factor clave que ayuda a determinar si el medicamento debe formularse como solución o como suspensión. En las soluciones, la solubilidad del API influye en la cantidad de cosolvente que se necesita, lo que afecta propiedades importantes como la velocidad de pulverización del aerosol y la rapidez con la que se evaporan las gotas. En el caso de las suspensiones, la solubilidad puede afectar la estabilidad del tamaño de las partículas. Además, la estabilidad de la formulación también puede verse afectada por cómo interactúa el propelente con otros excipientes, y su densidad. En Aptar Pharma hemos desarrollado métodos específicos para evaluar estos aspectos críticos del desarrollo del pMDI. Por ejemplo, podemos medir la solubilidad del API a alta presión mediante espectroscopía de resonancia magnética nuclear (HP-NMR), lo que ayuda a diseñar formulaciones que equilibren de forma óptima las cantidades de cosolvente y la solubilidad del propelente. También es crucial examinar cómo afectan los distintos propelentes al proceso de aerosolización, incluido el tamaño de las gotas, mediante técnicas como la anemometría doppler de fase. Esto ayuda a los científicos a comprender cómo se deposita la medicación en los pulmones, lo que influye en el diseño del actuador y la válvula dosificadora. La deposición global del medicamento puede verse afectada por la carga electrostática del propulsor y su polaridad, lo que requiere pruebas especializadas. PUBLINOTA
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