Notas de Interés
“Hay una brecha entre la investigación y su aplicación en la industria”
Entrevista con el Dr. Carlos Gurisatti, coordinador del Observatorio de Salud, Medicamentos y Sociedad de COFA

¿Cuál es la vinculación del Observatorio con la industria farmacéutica?

—En el Observatoriode COFA (Confederación Farmacéutica Argentina), hacemos investigaciones sobre los temas de salud y medicamentos que puedan afectar a la comunidad. Estudiamos el mercado del medicamento y, en ese sentido, tenemos una vinculación directa con la industria farmacéutica, desde la producción hasta la comercialización.

 

¿Cuál es la tendencia en producción de medicamentos en la Argentina?

—Lo que estamos viendo es que hubo una contracción, tanto el año pasado como este, en cuanto al crecimiento de unidades y a los precios. Este año creo que va a finalizar con un crecimiento de un 22% de aumento del mercado en total, mientras que en 2011 su evolución fue del 29%.

 

¿A qué se debe esta contracción?

—Por empezar, en 2012 hubo una contracción del mercado en general, no solo de medicamentos. Este año está habiendo una continuación de ello, pero, además, tiene que ver con que quizás hay menos prescripciones médicas. No creo que haya una causa intrínseca a la industria farmacéutica, pero sí influye el contexto externo y económico.

 

¿Cómo está posicionado el país como productor de medicamentos?

—Está muy bien posicionado desde los puntos de vista técnico y de calidad. La Argentina exporta medicamentos y, a su vez, es el cuarto país en el mundo en el cual la industria local tiene mayor mercado que la industria internacional.

A su vez, en cuanto a consumo, se ubica en el cuarto puesto en el nivel latinoamericano, con 16/17 envases per cápita por año. Esta cifra se duplicó con respecto a 2002. La Argentina es uno de los países que más marcas tiene por producto, especialmente con las drogas más conocidas.

 

¿Hay una nueva generación de medicamentos?

—Yo no hablaría de nueva generación, sino de medicamentos más complejos obtenidos por otras metodologías, como las llamadas bio-farmacéuticas o bio-técnicas que producen la mayoría de los anticuerpos monoclonales, inhibidores de las proteinquinasas, la insulina en el nivel biotecnológico, los hemoterápicos (Factor 8 / Factor 7). Pero estos medicamentos tienen la característica de ser caros, ya que aún no hemos logrado que pasen por la farmacia, sino que se expenden en las droguerías o a través de determinadas obras sociales, a pesar de ser los primeros que entraron en el plan de trazabilidad de la ANMAT. Es importante facilitar la accesibilidad del medicamento.

 

¿Cómo estamos en los niveles tecnológico y profesional?

—Yo creo que estamos con la mejor tecnología. A su vez, la Argentina hace tiempo que cuenta con profesionales que están en constante capacitación, no solo por las normas de Buenas Prácticas, sino por las exigencias del mercado.

 

¿Qué rol ocupa la investigación aplicada en la producción de medicamentos?

—En la Argentina falta mucho por hacer todavía. Hay muchas investigaciones sobre principios activos de las plantas locales, como antiinflamatorios, antibióticos o antisépticos, además de estudios para mejorar la biodisponibilidad de medicamentos a través del perfeccionamiento del aspecto farmacotécnico. Se está trabajando, pero hay una brecha entre la investigación y su aplicación en la industria, en el sentido de que no hay una orientación sobre qué es lo que necesitamos investigar. Hay muy poca innovación en medicamentos para curar, como antihipertensivos, antidiabéticos orales o para el colesterol.

 

¿En qué investigaciones trabaja el Observatorio actualmente?

—Acabamos de presentar un trabajo de investigación sobre la consulta farmacéutica, en el cual se hizo un relevamiento a partir de 16 provincias, donde evaluamos el impacto que tiene la consulta farmacéutica en el sistema sanitario argentino. Relevamos 113 mil datos en 200 farmacias. Hemos registrado que, en las casi 15 mil farmacias que existen en la Argentina, durante un mes pasan 40 millones de personas, de las cuales cerca de cuatro millones hacen consultas, que en un 80% son satisfechas por el farmacéutico, mientras que el 20% restante es derivado al profesional médico. Esto indica que las farmacias argentinas, en este momento, están siendo una barrera muy importante en la sanidad ya que realizan atención primaria de salud.

 

¿Qué conclusiones puede compartir del reciente XXI Congreso de FEPAFAR, el XVI congreso de FEFAS y el XXI Congreso Farmacéutico Argentino, del cual participó?

—El Congreso estuvo muy bien, con disertantes internacionales de gran nivel. El concepto más importante que queda es luchar por la profesionalización de la farmacia. Actualmente, el farmacéutico pierde el 80% de su tiempo en cuestiones administrativas. Debe haber un sistema más racional e integral, que se puede lograr a través de la informatización; además, se necesitan nuevos paradigmas desde el concepto organizacional para lograr un sistema más ágil y eficiente.

 

¿Cuáles son los desafíos de la industria?

—El desafío es que, a través de toda la cadena sanitaria, el paciente cumpla con el tratamiento médico, porque el 50% de ellos no lo finaliza. Se debe garantizar que, cuando la persona recibe el medicamento, este se encuentre a la temperatura requerida en el momento de su aplicación, por ejemplo. Es fundamental una trazabilidad desde la producción del medicamento hasta su consumo o aplicación en el paciente. Hoy lo que se busca es efectividad. Hay estudios realizados que indican que un medicamento con un 80% de efectividad, cuando se utiliza tiene un 30%, o sea que se perdió en el camino un 50%; las razones son varias, pero entre ellas la más importante es la no adherencia al tratamiento por parte del paciente.

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