Notas de Interés
Cannabis medicinal: “Después de su comercialización, pueden aparecer efectos adversos”
Adaptación de una columna escrita por Pamela Bertoldo, especialista de la Asociación Argentina de Farmacéuticos de Hospital (AAFH).

 

 

 

 

Unos días atrás, la OMS emitió una recomendación pública para que el cannabis medicinal no sea considerado como una droga, al no generar dependencia. En este contexto, la experta Pamela Bertoldo, en representación del sector de Farmacia Hospitalaria, se explaya sobre los efectos positivos y las precauciones sobre el uso del fármaco.

 

El cannabinoide puede ser de origen natural, llamado “fitocannabinoide”, también existe el “endocannabinoide”, aquel que producimos en nuestro organismo y, a partir de este último, aparecen los “cannabinoides sintéticos”, de los cuales algunos de ellos son comercializados en otros países, en especialidades medicinales.

 

“Para que el endocannabinoide tenga un efecto terapéutico en nuestro cuerpo necesita unirse a un receptor. Los dos tipos de receptores –CB1 y CBS- son importantes porque nos permiten identificar posibles efectos terapéuticos o eventos adversos, que se manifiestan cuando son estudiados desde la perspectiva farmacológica”, explica Bertoldo, para adentrarse en los tratamientos alcanzados con el cannabis medicinal: “Los receptores se localizan a nivel periférico y a lo largo de los sistemas de nuestro organismo. Así, se sabe que pueden actuar a nivel digestivo, hepático, circulatorio –por ejemplo, para la disminución de la presión arterial- y a nivel de la piel. También, pueden tener acción en los sistemas reproductivos femenino y masculino, y en el sistema inmunológico”.

 

Además de estos beneficios comprobados, “se espera poder tener algún efecto terapéutico en la retina y, según algunos estudios, se podría llegar a suprimir la evolución y la progresión de algunos tipos de cáncer -como de mama, próstata y hueso-, y el dolor asociado a estos procesos oncológicos. Hoy en día, hay mucha esperanza en cuanto al sistema inmune porque los receptores son los CB2, que no tienen actividad a nivel del sistema nervioso central”, adelantó.

 

En cuanto a las distintas etapas de investigación, producción y comercialización, “es preciso ver el ciclo de vida de los medicamentos”. Existe una “etapa preclínica”, de laboratorio, donde se prueban las virtudes o efectos adversos en animales, una fase “clínica”, que se trabaja en humanos y, luego, si la ANMAT lo autoriza, se desarrolla la comercialización. “Esto significa que, recién en ese momento, se permite el uso de un medicamento”, detalló la especialista de la AAFH aunque advirtió que “posteriormente, se realiza la vigilancia de la comercialización donde, a veces, aparecen casos de efectos no deseados, que no se llegan a ver en la fase clínica. Es importante considerar esto porque hoy no tenemos un marco regulatorio al respecto”.

 

 

¿Cuándo se empezó a estudiar al cannabis con fines medicinales?

 

Hace poco más de 40 años, a partir de 1974, en la Universidad de Jerusalén, se comenzó a estudiar al cannabis con fines medicinales. “Allí se descubrió que había dos tipos de cannabinoides que producía el cuerpo humano y, por eso, se denominaron “endocannabinoides”.

 

Las primeras publicaciones sobre el Aceite de Charlotte surgieron en 1996, y los últimos descubrimientos son de la Agencia Europea de Medicamentos, sobre la designación de fármaco huérfano, para aquellos compuestos que tengan una nueva aplicación farmacológica y que se pueden utilizar en enfermedades denominadas “Raras”.

 

 

Marco legal

 

De acuerdo al Decreto 738, de la Ley 27.350 sobre el Uso Medicinal del Cannabis, reglamentada el 21 de septiembre de 2017, “se prevé la creación de un Programa Nacional para el Control del Uso y Seguridad de los Pacientes que utilicen cannabis en forma medicinal”, puntualizó Pamela Bertoldo.

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