El milagro científico de 2020 fue el desarrollo, en tiempo récord, de las vacunas contra el Covid-19. Y gran parte del mérito lo tuvo una tecnología que, aunque no es nueva, no se había utilizado hasta ahora para el diseño de vacunas a gran escala: la tecnología de ARN. Un año después, las vacunas de ARN mensajero (ARNm), como la de Pfizer/BioNtech y la de Moderna, han demostrado tener una eficacia inimaginable hace 12 meses. Han constituido el principal freno ante la pandemia de Covid-19.

Por ese motivo, el Jurado de los Premios ABC SALUD otorgó a COMIRNATY, la vacuna contra el Covid de Pfizer/BioNtech, el galardón al Mejor Medicamento del año. El jurado destacó el esfuerzo de las dos compañías para hacer realidad una vacuna en una situación de emergencia mundial.

La tecnología de ARN utilizada ha supuesto un «cambio de paradigma» en la prevención de enfermedades que trascenderá al nuevo coronavirus.

Además del reto científico y tecnológico que es el diseño de una vacuna a contrarreloj, las compañías farmacéuticas han tenido que solventar otro desafío no menos complejo: la fabricación y distribución de las vacunas en todo el mundo. Para hacer frente a este reto, Pfizer cuenta con cuatro plantas en el mundo que trabajan en la fabricación y distribución de su vacuna, tres en EE.UU. y una en Europa, situada en Bélgica (Puurs).

La planta de Puurs es una de las más grandes de Pfizer en lo que a producción y envasado se refiere y está especializada en la producción y envasado aséptico. Cada año, explican fuentes de la compañía, se producen más de 400 millones de unidades de vacunas y medicamentos inyectables (sin incluir la vacuna frente a COVID-19).

En Puurs, explican desde Pfizer, "se recibe el preparado de ARN mensajero (ARNm) o los ingredientes que se emplean en el proceso de formulación congelados». A continuación, «el equipo de formulación comienza con ARNm y lípidos, que luego combinan y mezclan en lo que se ha llamado descarga de nanopartículas lipídicas (LNP, por sus siglas en inglés)".

Posteriormente, la vacuna a granel se diluye a la concentración adecuada, se filtra asépticamente y se transfiere a una línea de llenado aséptico donde se llena en un vial esterilizado y se tapa. Por último, "termina el tanque de formulación llevándolo a la concentración correcta, agregando sacarosa y finalmente filtración estéril. Esta formulación a granel se transporta en un tanque al área de llenado, se conecta a la línea de llenado y se llena en viales (0,45 ml)". Los contenedores llenos irán luego a los congeladores de almacenamiento a la espera de su empaquetado final en contenedores de transporte de hielo seco.

Una vez elaborada la vacuna y preparados los viales se presenta otro desafío: la distribución de un producto que precisa una cadena de frío con una temperatura de 70º grados bajo cero. "El modelo de distribución de la vacuna frente a Covid-19 se basa en un sistema flexible y puntual: envía la vacuna directamente desde Puurs a los puntos de vacunación o distribución", explican.

Para garantizar la cadena de frío, la compañía ha incorporado innovaciones en el empaquetado y almacenamiento, incluidos sensores térmicos con GPS en todos los envíos conectados con una torre de control de Pfizer, dedicada a realizar seguimiento de la ubicación y la temperatura de cada envío de vacunas en sus rutas preestablecidas, 24 horas al día, 7 días a la semana.

Pfizer tiene previsto producir 3.000 millones de dosis este año, de los cuales, por lo menos 1.000 millones, serán para países de ingresos bajos y medios.

Fuente: ABC