Notas de Interés
Argentinos crearon un compuesto que activa el sistema inmune
Con la autorización de la ANMAT, se hará un ensayo en fase I con voluntarios locales sano para evaluar su eficacia al combatir el dolor crónico.

 

 

 

 

 

 

En la Argentina, la autoridad regulatoria de medicamentos, conocida por su sigla ANMAT, dio luz verde para que se haga un ensayo clínico de un potencial medicamento contra el dolor crónico, que funcionaría como una vacuna terapeútica. Al inyectarse, podría interactuar con el sistema inmune del organismo humano para evitar que se genere el dolor.

 

“Se trata de un compuesto sintético, que por el momento lleva el nombre IMT504. Ya hemos realizado estudios preclínicos en el laboratorio en diferentes especies de animales durante los últimos diez años y hemos publicado resultados en revistas de referencia como Pain”, contó el doctor Alejandro Montaner, investigador del CONICET en el Instituto de Ciencia y Tecnología “César Milstein” (CONICET - Fundación Cassará).

 

Cómo es la terapia experimental contra el dolor

 

Montaner junto con los investigadores del CONICET Marcelo Villar y Pablo Brumovsky, y el economista Gustavo Álvarez crearon una empresa de base tecnológica o “startup”, que lleva el nombre Immunalgia Therapeutics. El CONICET dio la licencia sobre la propiedad intelectual del compuesto a la startup.

 

El potencial medicamento es una esperanza, pero aún tiene que demostrar realmente su eficacia y su seguridad, y para eso se empezará con el ensayo clínico de fase I con 12 personas sanas. Esas personas deberán dar su consentimiento informado para recibir el compuesto. En esta etapa se evaluará el nivel de toxicidad.

 

Después de la primera fase, se planifica una segunda con 40 pacientes aproximadamente. Los investigadores se concentrarán en un trastorno relacionado con el dolor crónico que hoy no tiene tratamiento específico. Es el Síndrome de Dolor Regional Complejo, un problema que afecta los pies o a los brazos de personas que han tenido una lesión traumática o cirugías generalmente.

 

“Es un síndrome tan doloroso que algunos pacientes prefieren la amputación de la mano o el pie para dejar de sufrir”, comentó Montaner. Si el compuesto llegara a demostrar su efectividad y seguridad en esa segunda fase, podría convertirse en el primer tratamiento para esa afección.

 

El compuesto en investigación incluye una pequeña fracción de ADN que tiene la capacidad de imitar una señal de daño. Cuando se lo inyectaron a los animales con dolor crónico, consiguió montar una respuesta y combatir el dolor, según contó el doctor Montaner, que es bioquímico formado en la Universidad Nacional del Litoral.

 

Para hacer los ensayos, los investigadores recibieron financiamiento de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, a cargo de Fernando Peirano, del Laboratorio Cassará -que se ocupará del desarrollo farmacéutico- y de la empresa Microsules. Esta empresa podría comercializar el producto si supera las etapas de evaluación.

 

Cómo funciona el compuesto

 

Con respecto a los mecanismos del compuesto, los investigadores tuvieron en cuenta que hay dos tipos de dolor crónico. Uno tiene su origen en la inflamación, como es el caso de los pacientes con artritis reumatoidea.

 

Otro dolor crónico es neuropático, que puede desarrollarse después de la lesión producida a cualquier nivel del sistema nervioso, periférico o central. En este tipo se incluye a los pacientes con neuralgia posherpética, mononeuropatía traumática dolorosa, polineuropatía dolorosa, síndromes de dolor central (potencialmente causados por casi cualquier lesión en cualquier nivel del sistema nervioso, síndromes de dolor posquirúrgico (como el del miembro fantasma) y el síndrome de dolor regional complejo.

 

El compuesto IMT504 ya está patentado en los Estados Unidos, donde hay una epidemia por el trastorno de consumo de opioides.

 

“El compuesto no suprime el dolor por los mecanismos comunes de los fármacos convencionales. Tiene un efecto dual. Porque despierta células para que actúen en el foco de la lesión, que da lugar al dolor. También interactúa con receptores opioides endógenos. Tendría menos efectos adversos que otros medicamentos que ya se usan contra el dolor crónico, y requeriría una dosis baja. Por lo cual, se podría llegar a usar como una alternativa al consumo de medicamentos opioides”, afirmó el investigador Montaner.

 

Por su parte, el director científico de la startup -doctor Brumovsky- expresó: “Nuestro foco está puesto en el dolor crónico. Hace muchos años que lo estudiamos, y consideramos que el compuesto podría llegar a funcionar a pacientes con dolores crónicos tanto inflamatorio como neuropático. Tenemos la esperanza de que funcionará, pero debemos ir paso a paso con las investigaciones. Esperamos demostrar primero que sirve para el síndrome dolor regional complejo”.

 

Fuente: Infobae

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