Notas de Interés
Premio L´Oréal-UNESCO para la científica que diseñó la vacuna argentina contra COVID-19
Juliana Cassataro fue distinguida para continuar con el desarrollo de “ARVAC Cecilia Grierson”.

 

 

 

 

 

 

En 2020, apenas declarado el confinamiento por la pandemia del coronavirus, Juliana Cassataro sintió que no era momento de quedarse en su casa. Como científica del CONICET, ella se había especializado en el desarrollo de vacunas: tenía que poner en acción lo que había estudiado a lo largo de toda su formación. Hacia mediados de abril, se instaló junto a su equipo de trabajo en el laboratorio del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIBIO, CONICET-UNSAM) para estudiar los papers internacionales sobre COVID-19 que se iban publicando y pensar de qué modo unir su experiencia científica con las de la industria farmacéutica. Tres años después, la líder del desarrollo de “ARVAC Cecilia Grierson” -la primera vacuna diseñada y producida íntegramente en Argentina como refuerzo contra el COVID-19- acaba de ser reconocida con el Premio L’Oréal-UNESCO “Por las Mujeres en la Ciencia”.

 

“Quisimos hacer lo máximo que pudiéramos con nuestra capacidad. Sabíamos que Argentina tenía buena ciencia y buena industria farmacéutica, así que nos propusimos contactar esas capacidades para hacer una vacuna propia”, dice la investigadora que lideró el desarrollo de una vacuna de industria nacional contra el COVID-19. En el proyecto participaron más de quinientos profesionales y técnicos de distintas disciplinas de veinte instituciones públicas y privadas del país. Entre ellas se encuentra la Fundación y el Laboratorio Pablo Cassará, en cuyas plantas se está produciendo actualmente la vacuna, que ya fue aprobada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).

 

El proyecto por el que fue premiada Cassataro se titula “Evaluación de la respuesta de anticuerpos contra antígenos de SARS-COV-2 en una subpoblación de participantes del ensayo fase 2/3 de la vacuna ARVAC Cecilia Grierson”. La científica de 49 años, que también es profesora de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), explica que “en este proyecto en particular, con la vacuna ya aprobada, queremos evaluar la respuesta inmune de un subgrupo de voluntarios en mucosas. Porque de la vacuna en general ya se presentaron los resultados de respuesta inmune de anticuerpos en sangre y ya vimos que es muy buena. Ahora queremos identificar si además hay una respuesta en saliva”. Y agrega: “Ser líder de este proyecto siendo mujer es un desafío constante. Lamentablemente no tenemos tantos ejemplos de liderazgo femenino. Pero creo que las mujeres tenemos que sacarnos la culpa y hacer lo máximo que podemos siempre, ocupar los lugares que nos interesan, porque nadie nos va a esperar cuando no estemos”.

 

La vacuna

 

Con todo su conocimiento a cuestas y el mundo en confinamiento, en 2020, Cassataro reunió a su equipo de trabajo en el laboratorio dispuesta a trabajar a contrarreloj para encontrar una vacuna que contrarreste los devastadores efectos del coronavirus. “Sabíamos que nosotros no podíamos ir tan rápido como en otras partes del mundo, donde comenzaron a aparecer las primeras vacunas, pero sí podíamos trabajar para lo que justamente se necesita ahora, que son los refuerzos de las vacunas”. Cuando en 2021 comenzaron a aparecer las mutaciones del coronavirus, como Alpha, Gamma, Delta y Ómicron, supieron que estaban en el camino correcto. “Era necesario trabajar en vacunas de refuerzo que sirvieran para las nuevas variantes”, rememora Cassataro. “Nos planteamos un trabajo que iba a durar más, pero pensado en una producción nacional, una vacuna que se pueda desarrollar desde cero acá”.

 

El objetivo que se propusieron fue diseñar una vacuna similar a las que se usan para la hepatitis B o para el HPV, que se llaman de proteínas recombinantes. Son vacunas seguras, que se aplican incluso en bebés y embarazadas. “Las elegimos porque había plantas de producción de estas vacunas en Argentina en laboratorios como el de Fundación Cassará. Y además, inducen anticuerpos que evitan que el virus ingrese, se llaman anticuerpos neutralizantes, contra diferentes variantes. Y otro punto importante es que son estables a temperatura heladera por hasta 18 meses. Eso, en lo que es la logística, también era una ventaja en comparación con otras”.

 

Para llegar a la vacuna atravesaron todas las fases de rigor: la fase preclínica, en la que estudiaron los efectos de la vacuna en el laboratorio en sistemas de cultivos y modelos animales; la fase uno de primeras pruebas en seres humanos; la segunda fase clínica, donde repitieron la prueba en seres humanos en más cantidad de población; la tercera fase, en la que cotejaron la respuesta inmune en una porción más grande de personas. Para todas esas fases reunieron dos mil voluntarios de lugares como Salta, Córdoba, Mar del Plata, La Plata. Los resultados positivos en cada una de esas fases derivaron en que el 18 de octubre pasado se presentara en sociedad la primera vacuna de fabricación argentina: “ARVAC Cecilia Grierson”.

 

“Mucha gente nos pregunta qué necesidad hay de hacer una vacuna argentina si ya están disponibles otras del exterior, o en un momento en el que ya estamos la mayoría vacunados. Pero la realidad es que el virus sigue mutando. Entonces, por un lado, aunque estemos vacunados si el virus muta la respuesta inmune que se indujo por la vacuna previa deja de reconocerlo. Sobre todo los adultos mayores y las personas de riesgo es posible que necesiten refuerzos, y a la vez es necesario prepararse para un cambio muy importante en variantes, que podía derivar en una nueva pandemia. Ojalá que no pase, pero nosotros ya tenemos todas las capacidades logradas y estamos preparados para futuros desarrollos contra COVID-19, además de tener ya la capacidad instalada para pensar en nuevos desarrollos”, asegura Cassataro.

 

Con el premio L´Oréal, ahora van a evaluar en una nueva fase de la vacuna su eficacia a través de las mucosas, es decir la saliva, de un nuevo grupo de voluntarios. “Me enteré que había ganado este premio el mismo día que presentamos la vacuna ARVAC. Yo ese día estaba eufórica”, admite Cassataro. “Ganar un premio como el L´Oréal para mí es un orgullo. Una siempre vio quiénes fueron las otras premiadas, siempre fue gente que admiré. Es un premio que visibiliza el trabajo de muchas mujeres y la importancia que tiene trabajar en ciencia, que además es algo realmente hermoso”, concluye la científica.

 

Fuente: CONICET

 

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