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Biotecnología: 4 hitos que destacan el desarrollo del Grupo Insud
Su fundador, Hugo Sigman, destaca cómo esta técnica de investigación y desarrollo “está revolucionado el mundo”.

 

 

 

 

 

 

Durante la 10° edición de BioArgentina, un encuentro que cada año reúne al futuro de la ciencia, Hugo Sigman -fundador de Insud Pharma- repasó los cuatro hitos del grupo a través del prisma de la biotecnología, que constituye el pilar fundamental para moldear el futuro de un área de investigación y producción científica que creció exponencialmente en los últimos años y a escala global.

 

La biotecnología, el nuevo norte de la industria pharma

 

De la mano del avance de la biología molecular y la genética, la biotecnología abarca diversas técnicas en las que se utilizan células y tejidos vivos, o componentes derivados de estos para desarrollar nuevos productos o modificar procesos biológicos.

 

En la década del 80 y hasta principios de los 90, la gran mayoría de las compañías biotecnológicas en Argentina estaban dedicadas al ámbito de la salud. En la actualidad, la salud representa el 25% del total del sector; otro 25% la agrobiotecnología; salud animal, entre un 10% y un 15%, y el resto se distribuye en áreas diversas.

 

Sigman describe cómo estas técnicas innovadoras revolucionaron la industria farmacéutica: “En la biotecnología se instruye a las células de mamíferos, bacterias o levaduras para que hagan algo nuevo que previamente no hacían. Y ese elemento nuevo son proteínas, o proteínas recombinantes de distintos tipos, entre los cuales están los anticuerpos monoclonales. A través de las nuevas técnicas, la biotecnología también le brinda instrucciones a un organismo vivo para que, inoculándole un virus que se instale en el núcleo de la célula, pueda darle instrucciones de producir algo nuevo: así funcionan las vacunas vectoriales. En el caso de las vacunas de ARN mensajero, directamente instruyen ‘genéticamente’ a la célula para que produzcan nuevas proteínas”.

 

El profesional es un convencido de que la biotecnología está revolucionado el mundo y que va a seguir haciéndolo, porque es una fuente infinita de nuevas soluciones. “La pasión por la biotecnología es una pasión que surge de esa renovación del conocimiento, del espíritu científico de buscar lo desconocido y sorprenderse frente a lo nuevo. Muchas veces el científico que registra una patente dice que el descubrimiento ocurrió de forma inesperada. El ejemplo más común es el de Alexander Fleming, con la penicilina. No buscó ese descubrimiento, pero se sorprendió al encontrar algo que inhibía el crecimiento bacteriano”.

 

Cuatro hitos

 

1. El primer unicornio biotecnológico argentino

Argentina fue uno de los primeros países en producir proteínas recombinantes que fueron la primera oleada de la biotecnología: la eritropoyetina, el gastrina, el interferón, el beta interferón, entre otros.

 

Las empresas nacionales lograron una expansión internacional en mercados en vías de desarrollo, pero no tuvieron la posibilidad de expandirse a los países centrales como Europa, Estados Unidos y Japón. En cambio, mAbxience fue creada hace 12 años como una compañía global y empezamos a trabajar con los anticuerpos monoclonales, que son la segunda generación de la biotecnología. En 2012 mAbxience inauguró la primera planta de anticuerpos monoclonales de Latinoamérica haciendo posible que más personas reciban tratamiento

 

La importancia de los anticuerpos monoclonales está vinculada a la accesibilidad que tienen estos productos para la población. Los productos biológicos en su conjunto representan hoy entre el 4% y el 5% de todas las unidades de medicamentos vendidas en el mundo. Pero si uno toma cuánto es su peso económico, representan casi el 30% de las ventas. Esto ocurre porque el precio promedio de los productos biológicos por unidad es muchísimo más alto que el del resto de los fármacos, como antibióticos o analgésicos. Entonces, por su alto precio, los biológicos tienen una accesibilidad limitada. En cambio, los medicamentos biosimilares (tratamientos biológicos equivalentes en términos de calidad, eficacia y seguridad a los medicamentos de referencia) brindan una solución a este problema. Para darse una idea, la caída de precios promedio que tiene un producto cuando un biosimilar sale al mercado es del 90%. mAbxience se destaca en el mundo de los biosimilares con un portafolio extenso de productos que se comercializan globalmente, ofrece sus productos en Latinoamérica, Europa, Japón y Estados Unidos.

 

mAbxience vendió el 55% de la compañía al grupo alemán Fresenius Kabinos, a la cual le fabrican productos existentes y nuevos. Con esta operación, mAbxience se transformó en el primer unicornio biotecnológico argentino.

 

2. Transferencia tecnológica en un programa de OMS

 

El Grupo Insud ha construido un polo biotecnológico en la provincia de Buenos Aires que es modelo en la región, donde además de mAbxience, se alzan otros dos gigantes: Biogénesis Bagó, uno de los dos principales productores globales de la vacuna antiaftosa y Sinergium Biotech, una biofarmacéutica especializada en la investigación, el desarrollo, la producción y la comercialización de vacunas y productos biofarmacéuticos de alta complejidad. En ese polo, durante la pandemia, mAbxience produjo más de 180 millones de dosis de AstraZeneca, vacuna contra el COVID-19, que fue distribuida a distintos países de Latinoamérica.

 

En la actualidad, Sinergium elabora cuatro vacunas humanas: Antigripal, Neumococo, VPH (contra Virus del Papiloma Humano) y Hepatitis A, según describe Sigman.

 

En ese camino de excelencia, Sinergium fue elegida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en el marco del programa de transferencia de tecnología para la producción de vacunas de ARN mensajero, y que los inoculantes bajo esta nueva plataforma genética puedan ser destinados tanto para COVID-19 como para otras enfermedades inmunoprevenibles.

 

En 2021, la OMS lanzó una convocatoria global a fabricantes e instituciones públicas y privadas de investigación para contribuir al establecimiento de centros de transferencia de tecnología de vacunas de ARN mensajero en economías emergentes. El primer centro se estableció en Sudáfrica; y en Latinoamérica la OMS/OPS seleccionó dos centros regionales por su experiencia en producción de vacunas, su nivel de tecnología y recursos humanos: Sinergium Biotech en Argentina y el Instituto Fiocruz-Biomanghinos en Brasil.

 

La alta calificación de los científicos e investigadores fue fundamental para estos logros de la industria farmacéutica nacional. En Argentina, el 20% del personal del sector de biotecnología está dedicado exclusivamente a actividades de investigación y desarrollo. Y casi un 18% de todo ese empleo corresponde a compañías que nacieron en los últimos 8 años, según datos de la CAB. Además, las estadísticas marcan que en las organizaciones del sector biotecnológico el 49% de los colaboradores son mujeres y el 40% tiene el título de doctorado o equivalente.

 

La transferencia tecnológica se enfoca en el proceso de fabricación de ARNm a escala de laboratorio, incluyendo la formulación de nanopartículas lipídicas y el análisis de datos. “Los resultados de los primeros testeos son excelentes y Sinergium está construyendo una planta nueva en el mismo predio que tiene en Garín para producir estas vacunas de origen genético”, detalla Sigman.

 

En ese camino, el papel de la OPS es fundamental, ya que el organismo regional no impulsa usualmente que los productos farmacéuticos que se necesitan en Latinoamérica se produzcan en la región; esto demuestra un gran cambio de paradigma para la industria pharma.

 

3. Tratamientos para enfermedades raras

 

Inmunova fue fundada en 2009 y es una compañía biotecnológica dedicada a la investigación y al desarrollo de medicamentos innovadores para enfermedades infecciosas poco frecuentes, que en la actualidad no tienen tratamiento ni cura. Se especializa en el diseño de vacunas, anticuerpos terapéuticos e inmunógenos, en todo el proceso de desarrollo: las pruebas de concepto, la investigación preclínica y clínica, el procedimiento de registro y la farmacovigilancia.

 

Es un faro que refleja la magnitud y alcance que pueden tener las alianzas científicas público-privadas, ya que este hub biotecnológico del Grupo Insud tiene su centro neurálgico en la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM)

 

En Inmunova, localizada en la UNSAM que nos aloja generosamente, en este momento trabajan entre 20 a 30 científicos sobre enfermedades raras. Más específicamente en Síndrome Urémico Hemolítico (SUH) y Hantavirus.

 

Es muy relevante la investigación actual en Fase II alrededor del SUH porque podría frenar la progresión de la patología, que afecta principalmente a niños menores de 10 años.

 

En el caso del síndrome pulmonar por hantavirus es una enfermedad infecciosa poco frecuente que comienza con síntomas similares a los de la gripe y se convierte rápidamente en una enfermedad más grave. Los seres humanos adquieren la infección al inhalar partículas microscópicas de la orina o material fecal de roedores, que contienen el virus. En este caso se realizó una cooperación con el Instituto Pasteur de Francia, que ya había desarrollado una parte del antígeno que genera la enfermedad y cedieron la patente a Inmunova. A partir de eso, la empresa escaló y desarrolló tecnológicamente el antígeno y en este momento está desarrollando sueros terapéuticos. Lo que se hace es tomar los antígenos, en el caso del SUH y del hantavirus, inyectarlos en caballos -protegiendo por supuesto la salud de los animales- y extraer el plasma (el anticuerpo producido por ese antígeno) para luego utilizarlo como tratamiento para estas enfermedades.

 

Originalmente habíamos evaluado diseñar una vacuna, pero en el caso del SUH y del hantavirus, no se hizo por los tiempos veloces de avance de la enfermedad, ya que en los dos casos se espiraliza tan rápido que se necesita aplicar el medicamento con urgencia. Ninguna de las dos enfermedades tienen tratamiento en la actualidad, y este desarrollo totalmente original está patentado en los dos casos. En SUH terminamos los estudios de Fase II y estamos por iniciar la Fase III. Tenemos la reunión con la FDA en la primera quincena de diciembre. Y con hantavirus también estamos muy avanzados.

 

Además , durante la pandemia, Inmunova produjo un suero equino hiperinmune que se inyecta en caballos para producir los anticuerpos, y se trataron muchísimos pacientes con COVID-19 en estadio grave.

 

4. La evolución de las mariposas

 

Parece de ciencia ficción pero es un hecho real: uno de los pasos más innovadores de la biotecnología es utilizar las crisálidas -la fase en la que se encuentran algunos insectos; posterior al estado de larva y anterior al estado adulto- como una especie de “biorreactores naturales” para la producción de proteínas recombinantes.

 

Un biorreactor es un sistema artificial que se usa en biotecnología para cultivar las células de modo controlado. En una planta biofarmacéutica, los biorreactores funcionan como “ollas” de la cocina biotech, crean el caldo de cultivo para generar reacciones en las células y lograr la producción de proteínas específicas.

 

Con esa misma lógica, este desarrollo sorprendente supera la imaginación de muchos científicos: se trata de la elaboración de vacunas a partir de insectos, algo que podría ocurrir en los próximos años. En la actualidad, lo investiga y estudia la biotecnológica Algenex del Grupo Insud con base y planta en España, y donde ya se están utilizando las crisálidas para producir distintos tipos de proteínas.

 

“En primer lugar, para producir una proteína -anticuerpos monoclonales- se necesitan fermentadores, filtros, columnas de purificación, etcétera. Ahora sabemos que los insectos pueden convertirse en esos fermentadores, y actuar como una especie de biorreactores naturales. Entonces nosotros usamos la crisálida -una de las fases de la evolución de la oruga a mariposa- a la que se le inyecta un virus clonado. En lugar de tener una fábrica con fermentadores para las células, con una estructura edilicia importante que albergue tuberías, filtros, edificios, biorreactores, etcétera; es posible que el insecto se convierta, en sí mismo, en esa fábrica, en un medio de cultivo natural”, explica el fundador del grupo biotecnológico.

 

La técnica consiste en inocular un baculovirus en las crisálidas para hacer que éstas, como reacción a ese virus, produzcan una proteína específica. Tras un proceso de purificación, la proteína es extraída para ser usada en la creación de fármacos, una estrategia innovadora y eficiente en comparación con los métodos tradicionales de producción de medicamentos.

 

Fuente: Infobae

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